No se sabe bien si es bronca, impotencia, tristeza, pero hay una sensación rara dando vueltas en este delicado momento de Banfield. Algo que excede a una nueva derrota. Algo que escapa a los balances hechos con la mano y borrados con el codo. Algo que va más allá de algún apellido en particular y tiene más que ver con lo colectivo, con una idea que hace tiempo dejó de ser tal y con perspectivas que se desvanecen semana tras semana.
¿Hasta cuándo Banfield va a seguir así? ¿Hasta cuándo habrá que soportar semejante hibridez dentro de la cancha? ¿Hasta cuándo se va a sostener este manejo soberbio desde la dirigencia con Portell a la cabeza y con todo el resto como cómplices? ¿Van a seguir tirando de la cuerda?
Es exasperante ver lo poco comprometidos que están todos con la causa. Genera violencia –ojalá que nunca se concrete físicamente- darse cuenta del poco compromiso. Ese desgano generalizado. Esa sensación de que en realidad todo les resbala. Mientras, nos siguen pegando abajo.
Mientras, Racing hace todo para perder... y gana. Y esa bronca de sábado por la noche, se traduce en preocupación con la victoria de San Martín el domingo. Y cambia a envidia con un nuevo triunfo de Lanús... ¿Hasta cuándo?
Hablen de la Promoción, muchachos. Hablen del descenso. No sean cobardes. Falta demasiado campeonato –lamentablemente- y si el discurso se centra en la manera de jugar del rival estamos perdidos. Si Falcioni sigue diciendo en la previa que le gusta “el puntito” y que va a salir a jugar “con un garrote” está errando el camino.
La paciencia ya colmó su fecha de vencimiento hace tiempo. Y nos siguen pegando abajo. A nosotros nos duele. Nos duele mucho.
¿A ustedes? Parece que no.
lunes, abril 20
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