domingo, abril 26

Ensalada del César


Ingredientes:

- Defensores: cuatro. Preferentemente centrales, duros de abajo y sólidos de arriba. Sin demasiada proyección.
- Mediocampistas: también cuatro, pero bien dinámicos. Dos por las bandas, a puro ida y vuelta (como lo hacía Adrián González o Bilos o Raponi o el mismo Andrizzi). Y dos en el centro (uno bien de marca –Moncho Fernández en su momento, Bustos hoy- y el otro con más salida –Buján antes Erviti ahora-)
- Delanteros: dos. Uno rapidito y otro con olfato de goleador. Así como habían sido Cervera y Bustos Montoya o Palacio y Amato.
- Responsabilidad. Se puso primero en la fila. Arrancó la semana concentrando inmediatamente al equipo luego de la derrota ante Racing.
- Personalidad. Dio la cara ante los barras, demostrando apoyo a los jugadores y, a la vez, pasándoles la posta para que ellos lo hicieran dentro de la cancha.
- Oportunismo. Saber capitalizar los momentos de debilidad del rival: después de la lesión de Villar en el PT o luego de la expulsión en el complemento.
- Una pizca de suerte. Pelotas paradas a gusto.

Por primera vez el equipo pudo mostrar condimentos de Falcioni. Así salió bien parado de una situación delicadísima. Sin brillar, con horrores defensivos en el primer tiempo, pero con una actitud diferente. Esta vez se supo a qué jugaba el equipo. Puede gustar poco o mucho. Pero éste es el primer paso. Y el asunto excede a un resultado aislado...

Decían que Falcioni estaba cambiado. Por suerte se equivocaron.

martes, abril 21

Código de barras

La carrera de barra es una de las de mejor salida laboral en nuestro país. Pero hay que reconocer que antes estos muchahos trabajaban sólo los día de partido y que ahora deben repartir sus actividades en otras áreas y laburar a destajo también entre semana. Elecciones, Asambleas, actos políticos, entrenamientos...

Así fue que a los barras de Banfield les tocó trabajar el lunes. A pedido, obviamente. Ya que los jugadores no se iban a bancar otro reto del Presidente Portell y menos aún lo soportaría Falcioni, hombre bastante curtido en ese asunto. Entonces, salió a escena un grupo de 60 barras liderados por el viejo Miguelito.

Pero todo esto no hubiese ocurrido -al menos de esta forma- sin el aval de Gastón Lasalle, ex integrante del núcleo central de la hinchada y flamente vicepresidente. Según confirmaron varias fuentes a galloyarenales -también lo deslizó Clarín en el informe de Hernán Castillo- Lasalle le habría abierto paso a los barras para llegar hasta el plantel. Siempre con la condición de no causar violencia y sólo hablar/apretar al equipo.

Así son los códigos de barra. Cría cuervos...

lunes, abril 20

Nos siguen pegando abajo

No se sabe bien si es bronca, impotencia, tristeza, pero hay una sensación rara dando vueltas en este delicado momento de Banfield. Algo que excede a una nueva derrota. Algo que escapa a los balances hechos con la mano y borrados con el codo. Algo que va más allá de algún apellido en particular y tiene más que ver con lo colectivo, con una idea que hace tiempo dejó de ser tal y con perspectivas que se desvanecen semana tras semana.

¿Hasta cuándo Banfield va a seguir así? ¿Hasta cuándo habrá que soportar semejante hibridez dentro de la cancha? ¿Hasta cuándo se va a sostener este manejo soberbio desde la dirigencia con Portell a la cabeza y con todo el resto como cómplices? ¿Van a seguir tirando de la cuerda?

Es exasperante ver lo poco comprometidos que están todos con la causa. Genera violencia –ojalá que nunca se concrete físicamente- darse cuenta del poco compromiso. Ese desgano generalizado. Esa sensación de que en realidad todo les resbala. Mientras, nos siguen pegando abajo.

Mientras, Racing hace todo para perder... y gana. Y esa bronca de sábado por la noche, se traduce en preocupación con la victoria de San Martín el domingo. Y cambia a envidia con un nuevo triunfo de Lanús... ¿Hasta cuándo?

Hablen de la Promoción, muchachos. Hablen del descenso. No sean cobardes. Falta demasiado campeonato –lamentablemente- y si el discurso se centra en la manera de jugar del rival estamos perdidos. Si Falcioni sigue diciendo en la previa que le gusta “el puntito” y que va a salir a jugar “con un garrote” está errando el camino.

La paciencia ya colmó su fecha de vencimiento hace tiempo. Y nos siguen pegando abajo. A nosotros nos duele. Nos duele mucho.
¿A ustedes? Parece que no.

lunes, abril 13

Señal de ajuste


Pasó la mitad del campeonato y pasaron muchas cosas en Banfield. Más de las malas que de las buenas, como viene siendo costumbre en el último tiempo. Hoy el club o, mejor dicho, la institución, se parece bastante a un rompecabezas sin armar. Lo que pasa es que en este rompecabezas las piezas no se acoplan unas a otras. No se unen naturalmente para lograr la conexión justa, exacta, que sirva para el beneficio colectivo. Estas piezas no encajan.

En la política, están todas las piezas divididas. Algunas desparramadas alrededor de la pieza más grande –Carlos Portell- y otras apartadas, casi afuera de la caja, intentando –sin mucha suerte- meterse en el juego.

Y en la cancha pasa lo mismo. Hace casi un año, cuando se terminaba el largo interinato de Jerez y llegaba Burruchaga, se produjo un éxodo masivo y una llegada del mismo tenor. Muchas piezas. Muchos jugadores. En lo individual esas piezas/jugadores parecían valiosos, pero de nada sirve el curriculum o las calidades personales si no logran encastrar en equipo.

Ahora llegó Falcioni. Muchos creían que iba a agitar fuerte la caja y, si era necesario, descartar algunas piezas. Algo así como armar su propio dibujo. Hasta ahora y, si bien su trabajo recién comienza, no logró plasmarlo. Mientras lo intenta el tiempo y la tabla de los promedios lo miran de reojo.

El último sábado Banfield recibió otra señal de ajuste. La victoria de Racing, el domingo, terminó de alertarlo. Es momento de usar un poco el control remoto. Y cambiar. Se nota claramente que estos jugadores/piezas no se acoplan a la idea táctica de Falcioni.

Falta medio torneo. Hablar de números ahora sería apresurado y amarillista. En definitiva al equipo lo separan los mismos puntos de la Promoción que de la punta del campeonato. El asunto es más profundo. ¿Quién arma este rompecabezas?

domingo, abril 5

Julio en marzo

La Asamblea que debió haber sido en octubre fue ahora en abril.
Cuando el Banfield de Burruchaga perdía, el técnico seguía en su cargo.
Después de una victoria, que parecía tranquilizar el clima turbulento, el entrenador renunció.
Terminaba marzo y llegó Julio.

En Banfield todo es raro.

De un segundo al otro Portell y Falcioni decidieron desactivar las bombas que se habían tirado. Y la gente se ilusionó. Y la Asamblea ya se miraba más de reojo.
Y Julio puso primera. Con la hinchada gritando que para ser campeón había que ganar.

Julio no llegó en julio. Ni en enero. Apareció, como por arte de magia, en marzo. Intentó poner a los once que más coincidían con su manera de ver el fútbol. Es más, Julio resucitó a Julito.
El primer paso fue hacia atrás. Con muy poquito fútbol. Y con intérpretes que lucen incómodos ante la partitura del nuevo director.

Todo es raro en Banfield. Julio llegó marzo y debutó en abril. Dijo que había que mirar hacia arriba para olvidarse de abajo. También dijo que el equipo estaba tan cerca de la gloria como del peligro.

¿Cómo estará Julio en julio?