Si
Paparatto, que viene de jugar en Tiro Federal y pelea el puesto con
Fontanello, ex defensor de Deportivo Español, juegan con dientes apretados, concentrados, y sienten la motivación necesaria para soñar con un campeonato. Y, del otro lado,
Nasuti, campeón con River, que ha jugado instancias finales en Copa Libertadores y partidos decisivos en Argentina, llega siempre a destiempo, falla cabezazos simples y comete infracciones torpes...
Si
Rusculleda y
Bertolo salieron de la misma cuna, juegan en el mismo puesto, pero el de Tigre colabora en defensa, triangula en ataque y mete diagonales para ser opción de sus compañeros mientras que el de Banfield agacha la cabeza, tira la pelota hacia adelante e intenta su jugada heroica...
Si
Morel, que en 2006 jugaba en Sportivo Las Parejas y hoy es el mediocampista con más goles en el torneo, se bancó ser suplente y hasta ser reemplazado en Rosario contra Central mientras que
Erviti, de cero tantos en Banfield, se molesta por ser cambiado en un entretiempo y prefiere tomarse vacaciones antes de los previsto...
Si
Castaño, que ya subió dos categorías en Tigre quita, distribuye y se hace patrón del medio mientras que en Banfield van pasando
Pío,
Santana,
Bustos, y ninguno se consolida demasiado. Si
Matías Giménez, otro campeón de la B Metropolitana y B Nacional con el Matador, lastima haciendo el ida y vuelta por izquierda, mientras que
Civelli, por el mimso sector, redunda en avances intrascendentes que nunca terminan en ataques...
Si de un lado llega
Lázzaro para aparecer en momentos clave, y del otro llega
Nieto para desaparecer de un día para el otro...
No hay caso. Hay cosas que el dinero no puede comprar. Para todo lo demás está Boca y su esfuerzo cristalizado en billetes. Está San Lorenzo queriendo dar otro empujón motivacional. Pero el problema es de Banfield. Un equipo que yendo para adelante -y hasta incentivado- parece estar yendo para atrás...Chau 2008. El balance (en todo sentido) es desalentador.