miércoles, julio 23

El gataflorismo de los hinchas y otras hierbas


Banfield está inmerso en un insoportable escenario político. Un clima tenso, en el que todos desconfían de todos, se miran de reojo, por arriba, mientras piensan cómo hacer para que su tajada sea la más grande. Todos quedan salpicados.

En este juego de desconfío permanente, los jugadores van cambiando de roles y todo termina siendo efímero. Los hinchas se ponen el traje de periodistas, los periodistas el de dirigentes y los dirigentes el de empresarios. Entonces, son los hinchas los que buscan la primicia y hablan de números o de contratos sin el mínimo tapujo; los periodistas, más partidarios que de costumbre, bajan línea constantemente y usan el teclado según intereses propios y ajenos; y los dirigentes ya no dirigen, sino que tapan los baches que ellos mismos generan, cambian de ideales como de camionetas y dependen del histérico día a día, alejados de cualquier proyecto.

En este contexto, cualquier circunstancia es sospechada. Se escucha con absoluta naturalidad hablar de fraude en las elecciones o de campeonatos arreglados de antemano.

Seamos buenos (como dice un conocido payaso mediático) y tratemos de tener una mirada un poco más amplia. Mientras la pelotita entraba y el equipo liderado por Falcioni peleaba Libertadores y campeonato, nadie cuestionaba las ventas de San Martín, Barbosa o Armenteros que fueron tan o más polémicas que las últimas de Dátolo o Cvitanich. Es saludable que el socio o hincha se preocupe por el futuro económico del club, pero una vez que parece que el plantel se está reforzando bien... una vez que está al frente del grupo un cuerpo técnico con todas las letras...

“Lucchetti no jugará más en Banfield” / “Broggi se va a préstamo a otro club” / “Barraza no seguirá” / “Machín es el nuevo refuerzo” / “Andrés Díaz no será tenido en cuenta”

Basta!!! Que vuelva el fútbol

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