sábado, noviembre 15

Incesto

Otra vez Banfield abusó de Lanús. En este caso no alcanzó para llevarse los tres puntos, pero sobró para ratificar ciertas cosas que sólo pueden explicarse en el fútbol, un deporte de contagio en el que hay partidos en los que pesa más lo mental que lo futbolístico.

- Sin entrar en "El Aguante", los jugadores de Lanús se paralizan ante el clásico. Y más aún si lo juegan como local, donde la responsabilidad de ir a buscar el partido aumenta. Es llamativo ver cómo pibes que la rompen siete días antes o siete días después, están realmente apáticos, sin energías.

- Banfield, del otro lado, mantuvo lo que venía haciendo en el torneo. Bueno o malo pero sin miedo escénico.

- En el primer tiempo luchó en el medio, atrás perdió más de lo que ganó contra Sand y arriba fue pura voluntad.

- En la segunda mitad fue el dueño del partido. Con la línea de defensores parada en tres cuartos, Sand ya no pesó y Bustamante secó a Lagos. Bustos tudavía sigue corriendo. Erviti las pidió todas y fue la manija que debe ser en este equipo. Bertolo dio hasta donde le alcanzó la nafta. Gómez controló sin sobresaltos a Blanco. García persiguió hasta a los compañeros....

- ¿Qué más se le puede pedir al equipo? Sinceramente muy poco.

- Banfield jugó como lo venía haciendo y le agregó ese plus que se precisa en los clásicos. Algo que Lanús no pudo hacer. Y que se está convirtiendo en una constante.

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