sábado, agosto 1

El folclore de los amistosos

Tranqui Orlandito, si llegué yo...

Sábado de fútbol en Gallo y Arenales. Banfield de un lado, el mejor Independiente del momento, del otro. En el medio Daniel Orlando, con una casaca fluorescente que resalta su barriga y un silbato distorsionado que asusta cada vez que suena. Y así, como quién no quiere la cosa, el juez se fue ganando de a poquito el premio al hombre del partido...

Hay que reconocer que este buen hombre (algunos lo recordaban de otro amistoso previo al debut de Llop) llevó a cabo un repertorio completo. Primero demostró que no es necesario saber lo que significa la ley de ventaja para ponerse la casaca de Sadra o la triple A. Más tarde recordó alguna charla con Anibal Hay en la que trataba de explicarle cómo retroceder una acción de juego, y fue así que empezó a usar su índice derecho, gira que te gira sobre su propio eje, cual trompo, para mostrarle a la concurrencia que la infracción cobrada había ocurrido unos segundos, minutos o días antes. Así dictaminó el penal para Independiente que falló el bueno de Pérez Tarifa.

Pero como lo bueno siempre queda para el final, Orlando preparó un stand-up digno del Paseo La Plaza o salas afines. Aburrido de cobrar infracciones que no eran y de dejar seguir faltas alevosas, decidió ponerle color al juego. Tiro libre para el Taladro en el vértice izquierdo del área rival y roja para Loeschbor. Sí, Loeschbor sigue jugando al fútbol. Y sí, el árbitro lo expulsó en un amistoso. Y empezó el show. El jugador no se iba, los hinchas se burlaban, los jugadores pedían "cambio de árbitro"... y Orlando se plantó. Brazos cruzados sobre la línea lateral -con cara de Castrilli y cuerpo de Angel Sánchez- decidido a no continuar con el juego hasta que el hombre que marcó el gol más importante de Racing en los últimos 40 años no se marchara al vestuario.

Loeschbor finalmente se fue, pero gracias al folclore de los amistosos Independeinte metió a uno en su reemplazo y siguieron 11 contra 11. Llegó el empate de los mendocinos para intentar opacar al héroe de la mañana. Pero él fue por más. Orlando tenía una roja más en su repertorio. Esta vez para el Gallego Méndez, que se ganó la segunda amarilla por un torpe topetazo. Y ahí sí, sin dejar reanudar el juego, mientras el pelado zaguero se iba refunfuñando, Orlando pitó tres veces, señaló el círculo central y marchó para el camarín.

Una hora más tarde se tomaba el Roca sin que nadie lo conociera. Con la conciencia tranquila. Habiendo demostrado que Brazenas, Pittana, Lunati, Sabino y compañía no son tan malos como parecen.

Por otro lado, el partido terminó 1-1. Gol de James Rodríguez de tiro libre para Banfield, que jugó mal y sigue demostrando que necesita reforzarse mejor si pretende pelear arriba.

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